martes, 24 de abril de 2012

Introducción: Mi Historia Sobre El Acne

“He estado usando flequillo largo desde mi cumpleaños de dieciséis,” Sarah dijo un día. “Me desperté, vi mi cara, me di cuenta de que todas las cámaras estarían enfocándome esa noche y decidí hacer algo para cubrirlos.”

Estábamos todos sentados en sillas verdes de plástico dispuestas en un pequeño círculo en el medio del cuarto. Sarah se movió en la suya, mirando hacia abajo. “Y he estado usando esos anteojos de sol grandes que la gente usa ahora en los veranos. Ya saben – cualquier cosa para cubrir más.” Hizo una pausa y forzó una risita sarcástica, su tono era aún seco: “Parece que estoy adelantada a la moda.”

Tú y yo sabemos qué es lo que ella estaba tratando de cubrir. Y ambos sabemos que probablemente ella no pudiera esconderlos todos.

Mi nombre es Jason Wilkins y se lo que es el acné. Se lo que es llevar esa clase de estigma en toda tu cara. Se cuán duro es olvidarse de ello cuando todos parecen quedarse viendo tu rostro, hipnotizados, o evitan mirarte a los ojos. Conozco la frustración de tratar método tras método, buscando que desaparezca y con muy poco cambio. He estado ahí – más de una vez. Se lo que es levantarte un día y ver que las marcas en tu rostro comienzan a irse, el alivio mental que sientes una vez que se fueron y la sobrecogedora desesperanza cuando descubres, un año después, que ha vuelto.

La segunda vez que sucedió esto, realmente creí que mi acné era crónico. Simplemente creí que seguiría apareciendo y desapareciendo por el resto de mi vida. No hace falta decir que me deprimí mucho. Tenía 29 años, soltero y condenado a trabajos independientes que podía hacer en casa. Realmente sentía que mi acné me evitaba disfrutar completamente de la vida.

Mi terapeuta recomendó que me uniera a un grupo de apoyo local. Pero no encontré apoyo alguno en el grupo asignado. Yo era el único que sufría de lo que creía era acné crónico y sentía que los otros nunca entenderían lo que pasaba día tras día. De hecho, una persona tendía a minimizar mi sufrimiento e incluso me llamó “rey del drama” por sentir como sentía. Me sentí realmente incomprendido – hoy en día está de moda fingir que la apariencia no importa. Sufrir por como uno se ve es considerado vano o incluso egocéntrico hasta el punto de narcisista. Y sin embargo, nuestros pares, los medios de comunicación, nuestro mundo pone tanto énfasis en las primeras impresiones y en la apariencia.

Así que lo abandoné y comencé mi propio grupo de apoyo. Uno creado para ayudar a personas que sufrían de acné crónico y para trabajar juntos para sentirnos mejor. Ahí es donde conocí a Sarah, una pequeña mujer de 25 años que había estado luchando contra el acné por 10 años antes de darse por vencida y declarar que su condición cutánea era “crónica” – la misma Sarah que cubrió su cara detrás de su cabello por 10 años.

Allí también conocí a otras 11 increíbles personas que tengo la suerte de llamar queridos amigos (y uno de ellos – Sarah – que tengo la suerte de llamar mi esposa). Nos reuníamos todos los miércoles a las 6 p.m. para hablar de nuestras frustraciones, tristeza, desesperanza y enojo. Intercambiamos cientas de historias que parecían nunca acabar sobre drogas milagrosas, antibióticos costosos, olorosas cremas cutáneas, dermatólogos pomposos, espinillas y barrillos odiosos, efectos secundarios ridículos y consejos (a pesar de ser bien intencionados) sin valor.

Eso, hasta que una soleada tarde de junio Michael nos dijo que estaba probando algo completamente nuevo. Lo escuchamos pacientemente (aunque no sorprendidos) mientras hablaba de manzanas y azúcar y defecaciones. Con 23 años, Michael era el miembro más nuevo de nuestro adorado pequeño grupo y el único que seguía intentando encontrar una solución en “nuevos” tratamientos para su acné. Él creía fuertemente que no debía darse por vencido y que tenía que haber una solución en el mundo. Luego de perder su fe en la medicina tradicional, había comenzado a investigar toda clase de métodos integrales y alternativos que encontraba en cualquier parte. Este era, probablemente, su quinto o sexto intento.
Eran las seis y cuarto del miércoles siguiente y estábamos bromeando, esperando a Michael. Finalmente se apareció… e imaginen nuestra sorpresa cuando lo hizo: su piel era suave, sin cicatrices ni granos a la vista. ¡Su acné había completamente desaparecido!

Estábamos asombrados. Todo lo que hicimos fue sentarnos allí, en silencio, fijamente mirando su piel limpia y bella. Michael simplemente se rió. En un segundo, el silencio se convirtió en preguntas frenéticas, alegría y abrazos. Recuerdo ver lágrimas de felicidad en los ojos de Kayla y Carlos que saltaba en el aire.
Uno por uno, comenzamos a seguir las instrucciones de Michael. De ofrecernos consuelo y compartir nuestros sentimientos de soledad en el mundo, nuestros encuentros semanales se habían convertido en informes de progreso. No todos estábamos 100% cómodos con la “receta mágica” de Michael, así que incluimos variaciones posibles de acuerdo a nuestros gustos, disgustos y creencias.
Para algunos, tomó un tiempo. Para otros, el acné desapareció en sólo tres días. Lo importante es, sin embargo: hoy, los 12 estamos libres de acné. Lo hemos estado por más de cinco años. Y ni uno de nosotros lo ha vuelto ha sufrir.

Una vez que nuestro grupo de apoyo dejó de tener un propósito, abandonamos las reuniones semanales. Sin embargo, aún nos vemos frecuentemente fuera de ese garaje casi vacío que era el testigo principal de nuestra historia. Celebramos el día en el que el último de nosotros terminó de curar su acné, cada 1ro de Octubre y hasta tenemos un nombre para ese día: “Día sin acné” (no parece original, ¡pero intenten hacer que 12 personas se pongan de acuerdo en un nombre!).

Desde que disolvimos nuestro pequeño grupo de apoyo, yo seguí pensando una manera en la que podríamos ayudar a las personas que sufren de acné con nuestra historia. En nuestro
último encuentro le comenté esta idea a Michael. Él sugirió que lo escribiera en un libro: “Tú eres quien creó el grupo; además, odio escribir.”

Y así nació este libro electrónico. Es una larga historia con una solución muy simple, una que te ayudará a conquistar tu acné y finalmente olvidarlo por completo. El fin definitivo a tus problemas de auto estima, odiosa discriminación, desperdicio de grandes sumas de dinero y desequilibrantes efectos secundarios está a solamente unas páginas de distancia…

Por: Jason Wilkims
Nota: Limitación de responsabilidad: No soy un doctor y no intento tratar o curar ninguna enfermedad. Este libro electrónico es un producto informativo en el que comparto mi experiencia con el acné y lo que descubrí funcionó para mí y muchos otros.

1 comentario:

comoeliminarelacne dijo...

Yo tambien quiero compartir mi historia, pues sufri de acne severo quistico y mi desesperacion me obligaba a buscar siempre miles de soluciones, pero ninguna me ayudaba del todo hasta que conseguí el único producto que logro eliminarme por completo el acne de mi rostro y hasta el dia de hoy no volvi a ver un grano de acne mas en mi vida ni ninguna de sus secuelas como manchas ya cicatrices, este gran producto me dio consejos para saber como prevenir el acné nuevamente y el mas importante es mantenerse constantemente hidratado. Este producto lo consegui en la siguiente pagina:

http://www.curatuacneelsecreto.com