El problema social del acné

“Puedo soportar el maltrato y las burlas de la secundaria – quiero decir, casi todos los adolescentes pasan por eso. ¿Pero ser burlado en el trabajo? Mi jefe simplemente se encogió de hombros avergonzado cuando un cliente seguía preguntando a través del altavoz del teléfono: „Dios mío, ¿qué le pasa a ese en la cara?.” – Harold

Nuestra sociedad asegura ser una sociedad tolerante. A pesar del mensaje que los medios intentan mostrar cada segundo del día, los adultos han sido educados para abstenerse de basar sus opiniones en cómo una persona se ve y enfocarse, en cambio, en su personalidad. Por lo tanto, cualquiera que
se atreve a emitir quejas con respecto a su apariencia es inseguro, débil y vanidoso o incluso le da demasiado crédito a las opiniones de las personas.

Bueno, discúlpenme por ser descarado, pero eso es una completa basura.

Si las personas fueran realmente tan políticamente correctas en su juicio, el acné no sería más que un problema cutáneo molesto. Y tanto tú como yo sabemos que es mucho, mucho más que eso. Tu apariencia – y especialmente tu cara – es tu carta de presentación en sociedad. Y, desafortunadamente, juzgar a algunas personas por ciertos aspectos de su apariencia está profundamente enraizado en nuestros comportamientos instintivos.

Piensa en esto por un segundo. ¿En qué basamos el hecho de que alguien sea o no hermoso? ¿Por qué existe un consenso tan fuerte en relación a lo que hace a alguien bello? No puedes realmente culpar a los medios cuando los humanos han apreciado a la belleza desde el comienzo de los tiempos. La respuesta está en lo que los psicólogos llaman sesgos cognitivos. Nosotros, como humanos, inmediata e inconscientemente asociamos ciertos rasgos a ciertas cualidades.

Siguiendo este razonamiento, la gente generalmente reacciona favorablemente y más positivamente a la gente apuesta: los estudios muestran, de hecho, que hay una tendencia clara a asociar características positivas a alguien que tiene una apariencia física positiva. Y, desafortunadamente, lo mismo sucede al revés. La gente tiende a asociar características negativas a alguien que tiene una apariencia física negativa.

Esta es una explicación perfecta de por qué la gente con acné severo enfrenta formas silenciosas de discriminación. Inconscientemente, y de acuerdo a como luce su piel, la gente los juzga como menos inteligentes, menos limpios, menos confiables y menos capaces que los demás.

Esta discriminación latente es grave. Por ejemplo, si conseguir un trabajo es difícil, intenten conseguir uno con acné. (Y créanme, cualquier trabajo que implique un mínimo de interacciones sociales y encuentros con clientes es casi imposible de conseguir). Incluso las tareas sociales más simples – conocer a alguien por primera vez, por ejemplo – puede convertirse en una actividad intolerable.